Descienden las temperaturas y con ellas es frecuente la aparición de los primeros síntomas de inflamación de las vías respiratorias. El típico dolor de garganta es la primera señal que nos indica el inicio de una afección que puede finalmente desembocar en faringitis, amigdalitis, catarro o gripe.
La irritación de la mucosa que se localiza en la faringe es, por lo general, la principal causa del dolor de garganta que se caracteriza por provocar molestia al deglutir, además de picor e hinchazón de la zona. También puede ser debido a la inflamación de las amígdalas, pudiendo ir acompañada por una infección vírica o bacteriana. En tal caso, suele haber fiebre alta y una mayor afectación del estado general con dolor intenso de ganglios del cuello. Cuando el dolor de garganta está relacionado con la presencia de un agente patógeno que consigue afectar a las vías respiratorias, entonces es probable que de lugar a un resfriado o la gripe.
Siempre que exista una infección de tipo bacteriana, el empleo de los antibióticos consiste en la medida estándar para combatir su propagación y evitar que haya un empeoramiento del cuadro clínico del paciente. No obstante, en la gran mayoría de las situaciones se trata de una infección vírica o simplemente de una inflamación que no requiere el empleo de estos medicamentos. Entonces el tratamiento será más bien de carácter paliativo al fin de reducir los síntomas, gracias a los analgésicos y los antiinflamatorios de uso común.
En este ámbito podemos recurrir al empleo de sustancias naturales que proporcionan numerosos beneficios para el mantenimiento de la salud de las vías respiratorias. Nos referimos a los mucílagos contenidos en Llantén, Malvavisco o Gordolobo que ayudan a calmar las mucosas irritadas. Si junto al dolor de garganta aparecen secreciones mucosas, es posible que haya una infección en curso que se puede contrarrestar con aceites esenciales de Tomillo u Orégano por su poderosa actividad antiséptica. También podemos beneficiarnos del empleo de plantas diaforéticas como el Saúco o la Ulmaria para reducir la temperatura corporal en presencia de fiebre y facilitar la sudoración y la consecuente eliminación de toxinas.
Por último, no olvidemos que los microbios responsables de las infecciones respiratorias suelen ser altamente infecciosos y se transmiten a través de pequeñas gotitas que los contienen y que proyectan las personas al hablar, toser y estornudar. Por eso es importante seguir algunas medidas higiénicas y de cuidados domésticos:
Cubrirse la boca al estornudar o toser.
Lavarse las manos con frecuencia.
Utilizar pañuelos de papel que son desechables.
Airear las habitaciones de la casa al menos una vez al día.
Mantener la calefacción a una temperatura moderada, ya que reseca el ambiente al igual que las mucosas respiratorias.
Evitar sitios cerrados demasiado concurridos.
Evitar los cambios bruscos de temperatura.
Evitar el tabaco.