Muchas personas desean bajar de peso para verse mejor, pero el incentivo correcto debería ser para mantenerse saludable ya que, a la larga, el sobrepeso y la obesidad se relacionan con diabetes, hipertensión (tensión arterial elevada) y problemas cardiovasculares. Para reducir este riesgo, tenemos que cuidar del peso corporal a través de una alimentación saludable y algunos hábitos cotidianos que mejorarán nuestra calidad de vida.
El cuerpo tiene unas necesidades constantes de energía para mantener en funcionamiento sus órganos vitales (cerebro, corazón, pulmones), regular la temperatura corporal y desempeñar otras numerosas funciones imprescindibles para sobrevivir. Así como el combustible es la fuente de energía para los vehículos, los alimentos que ingerimos son nuestro recurso energético y su valor se expresa en calorías (1.000 cal = 1 Kcal). Por ello, es importante escoger el tipo de fuente alimentaria más saludable como alimentos bajos en grasas y calorías y, controlar la toma de la que lo es menos. Conseguirlo es tan simple como tomarnos el tiempo de leer las etiquetas de los productos, lo cual nos permitirá conseguir información sobre lo que compramos y, en algunos casos, influirá en su consumo, porque sabremos lo que comemos y la cantidad de calorías que aportamos a nuestra dieta.
Las pautas que nos transmiten los expertos para conseguir un equilibrado régimen alimenticio recomiendan que, el consumo de hidratos de carbono suponga el 55-75% de la energía diaria y restringen lo del azúcar a un 10%. Pues nuestra alimentación debería basarse principalmente en productos como cereales (arroz, pan, pasta), legumbres y verduras dejando a un lado los alimentos ricos en carbohidratos simples y grasas (bollería industrial, platos precocinados, embutidos, etc.).
Si además existe una condición de sobrepeso, las estrategias mas frecuentemente empleadas pasan por el aumento del gasto energético y la inhibición de la absorción de las grasas introducidas con los alimentos. Con este propósito, existen plantas medicinales útiles como coadyuvantes en los regimenes de control de peso que: ayudan a disminuir el apetito, facilitan las funciones digestivas y aceleran el metabolismo. También, es importante saber que muchas personas comen por ansiedad, tratándose de un desorden alimenticio que consiste en la necesidad de consumir alimentos de forma rápida y descontrolada fuera del horario de las comidas. El hambre nerviosa, así se define, es un comportamiento compulsivo que puede ser paliado mediante remedios naturales. Asimismo, y aunque no tenga un carácter alimentario, se aconseja practicar actividad física de forma regular adecuándose a las condiciones fisiológicas de cada individuo. Teniendo en cuenta estas orientaciones alimentarias y los objetivos nutricionales, será más fácil conseguir una buena base para una dieta saludable y el mantenimiento del adecuado peso corporal.