El mes de Septiembre trae consigo varios cambios en nuestros ritmos de vida, más distendidos en los meses anteriores, a los que toda la familia debe adaptarse de forma gradual.
En el caso de los niños se trata de un periodo estresante durante el cual pueden sufrir, al igual que nosotros, del llamado “síndrome postvacacional”: un estado de malestar genérico acompañado por cansancio, falta de motivación, irritabilidad y dificultad para conciliar el sueño. Estas circunstancias, altamente contraproducentes para la salud, minan la capacidad de nuestros hijos por defenderse de los virus y las bacterias que llegan con el invierno. Es por ello que los padres deben implicarse para facilitar esta fase de transición y conseguir una buena adaptación del niño a los cambios que llegan con el otoño. Algunos hábitos que podemos adoptar con el fin de fomentar su salud y bienestar son:
1. Descanso: dormir durante 10-12 horas por noche es importante en edades comprendidas entre los 4 y los 12 años. La privación del sueño vuelve el organismo más susceptible a las enfermedades, mientras que el tiempo que se le dedica está relacionado con el aprendizaje, el desarrollo del lenguaje y el rendimiento escolar. Esta relación se debe al hecho que durante la fase MOR (movimiento ocular rápido), el cerebro elabora la información recopilada durante el día y la graba en su memoria, por lo tanto es fundamental que no se pierdan horas de sueño de forma crónica.
Para evitar los madrugones de los primeros días de la vuelta al cole, hay que reestructurar el ritmo de sueño-vigilia del niño durante una o dos semanas antes del inicio del curso. Cada tres días se anticipa la hora de levantarse, comer, cenar y acostarse hasta alcanzar una adaptación paulatina al nuevo horario escolar.
2. Alimentación: en las últimas décadas se ha experimentado un incremento de la estatura media en las nuevas generaciones. Entre los factores que han influido en ello está una mejor alimentación, la cual es determinante para el desarrollo adecuado del organismo en todos sus aspectos, incluido del sistema inmunitario. Antiguamente se creía que comer mejor era sinónimo de comer más. Sin embargo, hoy sabemos que lo realmente saludable es una dieta variada rica en alimentos como:
- pasta y arroz, preferiblemente integrales, son la fuente de energía principal de la dieta. Intentar evitar el consumo de bollería industrial que, además de aportar mucho azúcar simple, suele contener grasas de tipo trans;
- pollo, pavo, conejo contribuyen al crecimiento muscular y pueden ser complementados con huevos que aportan proteínas de elevada calidad. Los alimentos ricos en proteínas generalmente también lo son de Zinc, cuya ingesta regular incrementa la eficacia de los mecanismos de defensa.
- leche, yogurt y queso proporcionan abundante calcio, elemento necesario para tener huesos fuertes. El yogurt contiene bacterias beneficiosas para el intestino que mejoran la absorción de los nutrientes y estimulan la maduración del sistema inmune.
- pescado azul (sardina, jurel, caballa, atún) contiene grasas de tipo poliinsaturada que aumenta los niveles de colesterol “bueno” HDL y disminuye el colesterol “malo” LDL, contribuyendo a la salud del corazón.
- frutas y verduras frescas aportan una amplia gama de vitaminas y minerales importantes para el crecimiento y mantenimiento del organismo, por lo que su consumo es obligatorio para conservar un estado de salud óptimo.
Encargarse de la nutrición durante el desarrollo infantil no es tarea fácil y, a veces, no podemos estar seguros que el aporte de nutrientes esenciales sea el adecuado para el bienestar de nuestro hijo. En tal caso, podemos recurrir a productos multivitamínicos, a base de plantas u otros complementos que apoyen eficazmente sus defensas naturales aún prematuras en edades tempranas.
3. Ejercicio: hacer actividad física de forma diaria es una de las mejores estrategias para prevenir el sobrepeso, un problema cada vez mas frecuente en los jóvenes de hoy en día. Practicar deporte es importante para el desarrollo del sistema cardiovascular, esquelético y muscular, y también contribuye a mejorar las habilidades psicomotoras del niño (coordinación, precisión, expresión corporal).
Sin embargo, a algunos no les gusta o no tienen interés en hacer ejercicio porque les aburre. Entonces hay que buscar una actividad recreativa que divierta y estimule su curiosidad sea baile, futbol en la calle, orientación, piragüismo, etc.
El entorno familiar juega un papel importante a la hora de transmitir un modelo de vida activo, en el cual la actividad física ocupa una parte de nuestro tiempo. El niño intentará copiar todas las costumbres de los padres incorporando de forma inconsciente los beneficios sobre su salud física y psicológica que implica la práctica deportiva.
4. Estado emocional: existe una relación directa entre un estado emocional desmejorado y la posible aparición de afecciones, debido a una menor capacidad del sistema inmune de defendernos de las mismas. Para entenderlo mejor debemos pensar el concepto de salud como un estado de bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedades. Pues el aspecto psicosocial reviste un rol de gran importancia para el niño que necesita unas condiciones idóneas para el desarrollo de un estado emocional equilibrado. Participar en actividades de grupo, reírse con frecuencia y sentirse amados por el núcleo familiar, ayudarán a reforzar su autoestima. Si el contexto en el que se vive, no satisface la necesidad del niño de socializar, podemos pensar en adoptar una mascota que interactúe con él y además, exija un cuidado del cual podrá hacerse responsable.
El inicio del nuevo curso escolar representa un reto que puede agobiar y desencadenar rechazo en los más pequeños. En estos casos, debemos anticiparnos y hablarles de las cosas positivas que implica, como conocer a nuevos compañeros de juegos, volver a encontrarse con los amigos, participar a excursiones, etc. Para transmitirles apoyo y confianza podemos reservar unas horas para acompañarles a su primer día de colegio, recogerles siendo puntuales y demostrándoles interés en todo lo que nos cuentan y, no menos importante, responder a sus preguntas y elogiarles en sus logros.