La EMA aprueba su uso en el tratamiento de la mala digestión, incrementando la secreción biliar para tratar la sensación de plenitud, flatulencia y digestiones lentas.
La OMS y la Comisión E también han aprobado su uso en el tratamiento de dispepsias hipersecretoras, hiposecretoras o meteorismo.
De forma tradicional se ha utilizado en el tratamiento de los dolores e inflamaciones de enfermedades reumáticas, la amenorrea, la dismenorrea, la diarrea, la epilepsia, problemas dermatológicos y úlceras pépticas.
Existen numerosos estudios clínicos que demuestran la seguridad, tolerabilidad y eficacia del uso de la cúrcuma como coadyuvante en tratamiento como: diabetes, hiperlipemias, síndrome metabólico, cáncer, depresión, Parkinson, dispepsia, deterioro cognitivo, síndrome premenstrual y endometriosis, enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa.