ÁRNICA

Arnica montana L.

Planta vivaz de hasta 50 cm de alto que crece en prados, bastos, brezales y claros de bosques húmedos de montaña. Originaria de Europa, se extiende en nuestro país únicamente en la zona de los Pirineos y las áreas montañosas del Cantábrico.

Parte utilizada

Las inflorescencias, enteras o parcialmente fragmentadas y desecadas.

Componentes activos

  • Lactonas sesquiterpénicas: ésteres de la helenalina y la 11ɑ, 13-dihidrohelenalina.
  • Ácidos grasos de cadena corta: ácido acético, isobutírico, 2-metil-butanoico, isovalérico, α-metacrílico y tíglico.
  • Flavonoides: isoquercitrina, astragalina y 7-O-glucosil-luteolina.
  • Aceite esencial: compuesto por ácidos grasos, n-alkanos y derivados del timol, mono- y sesquiterpenos.
  • Otros: Ácido cinámico y sus derivados, cumarinas, poliacetilenos, xantofilas, trazas de alcaloides pirrolizidínicos.
  • Minerales: sales potásicas.
  • Vitaminas: vitamina C.

Acciones

Las principales acciones del Árnica son: antiinflamatoria, analgésica, antiagregante plaquetaria, cicatrizante, antihistamínica y antibacteriana.

Indicaciones

La ESCOP aprueba el uso tópico de la flor de árnica para el tratamiento de contusiones, esguinces, picaduras de insectos, gingivitis, úlceras aftosas y para el tratamiento sintomático de dolencias reumáticas y dolores musculares.

Su aplicación tópica para el alivio de contusiones, esguinces y dolores musculares localizados ha sido avalada por la EMA.

Existe evidencia científica sobre la efectividad de la aplicación tópica de la flor de árnica en la curación de hematomas, como tratamiento de la osteoartritis (disminuyendo el dolor y mejorando la funcionalidad) y en pacientes con insuficiencia venosa crónica.