OLIVO

Olea europaea L.

Árbol de hoja perenne de hasta 10 m de alto que crece de forma salvaje en terrenos pedregosos, garrigas y formaciones del litoral, concretamente se distribuye por toda la cuenca mediterránea. Este árbol se planta en grandes extensiones, en muchas áreas de clima templado, siendo Andalucía donde se localizan las mayores plantaciones.

Parte utilizada

Se utiliza la hoja del olivo desecada. También se emplea el aceite obtenido del fruto.

Componentes activos

La hoja contiene:

  • Heterósidos secoiridoides: oleoeuropeósido, dimetiloleoeuropeósido, diéster metílico del oleósido, ligustrósido, oleurósido.
  • Feniletanoides: hidroxitirosol, tirosol.
  • Aldehídos secoiridoides: oleaceína.
  • Flavonoides: hesperósidos, rutósido, quercetósido, kempferol.
  • Azúcares: manitol, glucosa.

El fruto contiene:

  • Ácido oleico.
  • Ácido linoleico.
  • Ácido palmítico.
  • Ácido esteárico.
  • Triterpenoides pentacíclicos: ácido maslínico.
  • Sales minerales.
  • Trazas de vitaminas A y D.

Acciones

La hoja del olivo posee acción antihipertensiva, hipoglucemiante, febrífuga y diurética.

El aceite de oliva, tiene un gran valor nutritivo peor además tiene efecto colagogo, hipocolesterolemiante y emoliente en aplicación tópica.

Indicaciones

La hoja ha sido utilizada tradicionalmente para controlar la hipertensión arterial leve o moderada y la hiperglucemia. La EMA ha aprobado su uso para la eliminación urinaria siempre y cuando no presente ninguna patología grave.

En el caso del fruto ha sido utilizado de forma tradicional para el tratamiento del estreñimiento, las afecciones hepáticas, como coadyuvante en las hiperlipemias y en la prevención de la arteriosclerosis. De forma tópica se han utilizado para tratar la dermatitis, las quemaduras y las escaldaduras.