La deficiencia de zinc disminuye el ritmo de crecimiento de los bebés y niños, retrasa el desarrollo sexual en adolescentes y causa impotencia en los hombres. También puede causar pérdida del cabello, del apetito y lesiones en ojos y piel, problemas de cicatrización, disminución del sentido del gusto y problemas en la visión, sobretodo de noche.
Un exceso de zinc, debido a una suplementación excesiva, provoca diarrea, cólicos abdominales y vómitos.