Se usa en el tratamiento de enfermedades degenerativas de las articulaciones como la artrosis, para reducir el dolor y para lograr una apreciable regeneración del cartílago.
También se utiliza para sustituir el líquido sinovial que se pierde en la realización de artroscopias y en el deporte de élite se usa para recuperar con mayor rapidez las lesiones articulares (tobillo, rodilla, etc.).
En cosmética, su función es mantener una buena hidratación de la piel, incluso en sus capas más profundas, de modo que se mantenga el grosor, volumen y tersura de la misma con el fin de evitar o retrasar la aparición de arrugas o incluso tratarlas cuando éstas están su fase más temprana de aparición.